miércoles, 18 de noviembre de 2009

¡Elegí Vivir, hermanos!


Este exelente articulo lo pongo en homenaje a mi querida amiga Janeth, ella vive en Bolivia, y seguro que ella comparte este hermoso sentimiento que vemos reflejadas en las palabras de este gran hombre

Y el cacique indígena, poco antes de ser conducido a la hoguera, acusado de conspirar por buscar la libertad de su pueblo, dijo: "Soy Tierra que camina, la cáscara de la semilla está presa, pero el germen vital permanece libre y está dispuesto a seguir volando".

Y mirando a lo lejos, exclamó: "Me voy a las estrellas, pero volveré pronto. Los indios siempre volvemos. Me voy pero me quedo en todo lo que hice, en todos los que amé y en la huella invisible del tiempo, por donde, en forma de tierra, caminamos rumbo a la eternidad".


Así habla Chamalú, el indio que dirige “Janajpacha”, una comunidad ecochamánica en Bolivia:

"Y si tuviera un instante más de vida haría lo mismo. Viviría como indígena lúcido enamorado de la plenitud, viajaría por todo el mundo compartiendo la felicidad descubierta, sorprendería, conmocionaría y, desde la cima de la rebeldía, gritaría: "¡Elegí vivir, hermanos!"

"Soy indio. No sirvo para vivir de rodillas. Mis antepasados, cuando perdían su libertad, preferían morirse".


"Mi alma indígena transita descalza por los senderos de un mundo moderno asfaltado de hipocresía y miedo, más aprendí a hacer de los problemas mis maestros. Lo que a la otra gente le hace sufrir para mí se convierte en luces para el camino".


"El tiempo se enfada cuando lo malgasto, por ello elegí vivir un día cada día, dejo que la plenitud me seduzca. Permanezco atento al instante, en él un día descubrí la eternidad".


"Y continúo navegando en la canoa del éxtasis por el turbulento río del tiempo, un río lleno de pirañas y caníbales. El secreto para mantenerme a flote es que yo no pido, yo doy".


“El silencio es mi palabra, la Tierra es mi madre”.

“Y desde que renuncié a la cordura, la libertad anidó en mi corazón y volamos juntos. Mi único compromiso es con la libertad, realizado en el templo de la conciencia, entre los abuelos y los niños de un futuro diferente. Viviré hasta el último día; mi última mirada en forma de suspiro le dirá a tu corazón: Vive”.

Chamalú

martes, 17 de noviembre de 2009

Cerraste tu blog, se partio mi corazon


Abri este blog, por que me quede sin un espacio al que amaba muchisimo que se llamaba MOVIMIENTO ESOTERICO, se encontraba en los grupos de msn que cerro windows, y todas las comunidades tubieron que desaparecer, fue algo muy triste; y claro me quede sin espacio para seguir escribiendo, fue entonces que vi que mi amiga del alma la dueña de la pagina en la que yo escribia, abrio un blog con el mismo nombre, y asi fue que a mi tambien se me antojo abrir uno y escribir en el todo lo que veia y acontecia en mi corazon, tal cual lo hacia en Movimiento Esoterico, entraba y comentaba en su blog casi todos los dias y ella tambie venia y me dejaba su comentario, supongo que ya no quizo seguir y lo cerro, y yo me encuentro como aquella ves, sin un lugar donde ir, sin un asidero de donde agarrarme, me incomoda decir que me molesta mucho que lo haya cerrado, ella sabe muy bien como nos hace fata sus letras, aquellas palabras sinceras y llenas de afecto, estoy segura que muchos como yo estan pensando igual, por que como ella decia nos hemos domesticado y ahora sentimos su falta...

En fin mis queridos lectores ahora me hice el firme proposito de seguir escribiendo mas, voy actualizar mas seguido, y le pondre mas interes a este mi blog al que he llegado a querer como si fuera parte de mi, espero que mi amiga abra un nuevo blog y que no deje que la amistad se diluya entre todos los que la queremos.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Memorias


Recuerdo a mi padre llevarse la pipa a la boca, perfumando todo el ambiente con olor a tabaco. Luego yo la encontraba limpia, sobre la estantería, y mordía la boquilla aspirando repetidas veces para volver a oler ese aroma dulzón.

Recuerdo días de lluvia con mis padres en casa, trabajando, y mi hermano y yo en una mesa, grabando en una cinta virgen canciones de la radio, a menudo tintadas por la voz del locutor, que pisaba impune la música. Ignoraba, quizás, que en ese preciso instante sus palabras sin importancia y su entonación modulada quedarían para la posteridad en una cinta vieja, que posiblemente yo escucharé dentro de unos años, después de que haya sido usada antes infinidad de veces.

Durante horas mi hermano y yo oíamos anuncios, melodías y voces que eran seguros preliminares de las canciones que realmente nos interesaban.
En ocasiones, uno de los dos pulsaba el botón rojo cuando todavía la larga intervención del presentador de radio no había concluido.

Entonces, nerviosos y acelerados, con risas menudas y mordidas de labios, rebobinábamos la cinta y la dejábamos preparada en el mismo punto en el que finalizaba la última canción.
Recuerdo también que mi hermano y yo jugábamos a las peleas. De rodillas luchábamos por tumbarnos como cachorros de león.

Recuerdo el esfuerzo de mi padre por pasearnos sobre su espalda mientras que nosotros disfrutábamos de no hacer pie, imaginando que íbamos a caballo en un sueño que se desvanecía en pocos segundos, cuando mi padre se levantaba rojo y encolerizado para decirnos que ya no más.

Recuerdo (y no es poco) una infancia feliz.