jueves, 2 de abril de 2009

Aqui donde estoy,.....


Después de haber ganado muchos concursos de arco y flecha, el joven campeón fue a buscar al maestro zen.

-Soy el mejor de todos-dijo-. No aprendí religión, no busque ayuda de los monjes y conseguí llegar a ser considerado el mejor arquero de toda la región. He sabido que durante una época, usted también fue considerado el mejor arquero de la región y le preguntó ¿había necesidad de hacerse monje para aprender a tirar las flechas?
-No respondió el maestro zen.
Pero el campeón no se dio por satisfecho. Saco una flecha, la coloco en su arco, disparo y atravesó una cereza que se encontraba muy distante. Sonrió, como quien dice: “podía haber ahorrado tiempo, dedicándose solamente a la técnica”, y dijo:
-Dudo que pueda usted hacer lo mismo.
Sin demostrar la menor preocupación, el maestro entro, cogió. su arco y comenzó a caminar en dirección a una montaña próxima. En el camino existía un abismo que solo podía ser cruzado a través de un viejo puente de cuerda en proceso de podredumbre, a punto de romperse. Con toda la calma el maestro Zen llego a la mitad del puente, saco su arco, coloco la flecha, apunto a un árbol que estaba del otro lado del despeñadero y acertó en el blanco.

-ahora es su turno- dijo gentilmente al joven, mientras regresaba a terreno seguro.
Aterrorizado, mirando el abismo a sus pies, el arquero fue hasta el lugar indicado y disparo, la flecha aterrizo muy distante del blanco-

-para eso me sirvieron la disciplina y la practica de la meditación- concluyo el maestro. Cuando el joven volvió a su lado.
-Tu puedes tener mucha habilidad con el instrumento que elegiste para ganarte la vida, pero todo esto es inútil si no consigues dominar la mente que utiliza este instrumento.

2 comentarios:

Janeth dijo...

Hola amiga, bonito cuento a veces la vida nos enseña de la mala manera, la paciencia es la madre de todas las virtudes me enseñaron de niña, la practica hace al maestro dice un sabio mensaje.

Antigonum Cajan dijo...

Para ser honestos, la vida esta
(la mia)
ha sido una lucha constante
para suavizar como el agua que
gasta la piedra,
mi temperamento.

Pero cuando escribo mi blog,
pongo a un lado la humildad,
la tolerancia ante tanta estupidez
destruccion del entorno.

Una cosa tengo clara,
al tratar con otros observo
que la humildad constantemente
provoca en mi ser humilde,
inclusive cierta admiracion
ante el hombre/mujer que en
el acto mas insignificante
en silencio o/mientras hablan
sin proponerselo, manifiestan
esta virtud tan lejana para
mi.

Esta historia es muy util
siempre que el lector tenga
introspeccion.

A mi Lao Tzu, y toda esa onda
ZEN, incluso en la horticultura
me ha servido para sobrellevar
la estupidez, la avaricia, y el tribalismo que me sofoca en
Puerto Rico.

Pero es un ejercicio que no se
detiene, si se pierde el enfoque
hay que comenzar en cero.

Suerte y exito en su magnifico
blog...